Íñigo reflexionó sobre su trabajo

Primero, en el pasado he trabajado de albañil, labores agrarias, monitor de gimnasio y Pilates, vendedor en mercados ambulantes, au pair, camarero, etc. De otra parte, he pasado más de seis años en los RRHH y la Formación/Educación, he vivido por trabajo en España, Inglaterra, e Indonesia. De hecho, por razones laborales he viajado y asistido a reuniones, capacitaciones, o foros estratégicos con directivos de RRHH, Financieros, CEOs, y ejecutivos en lugares como El Cairo, Madrid, Yakarta, Londres, Bangkok, Hannover, Singapur, Budapest, Jayapura, Santander, Kuala Lumpur, o Ámsterdam, entre otros.

Sin embargo, cuándo vayas a morir, seguro que deseas no haber pasado tantas horas frente a una pantalla clicando datos, en la oficina, o debatiendo finanzas – cavilaba Íñigo con su cabeza tumbado en la cama del hotel de cuatro estrellas tras la conferencia, sin saber por que estaba dónde estaba, y para qué propósito se quebraba la cabeza cada día. ¿Sería por la cuenta bancaria, el prestigio social, el éxito corporativo?. Este cansancio mental profundo… ¿Es esto culminación?. Competencia, intereses, agresividad, aumentar el capital… ¿Y la paz día a día dónde está?. Señor, ponme donde deba para poder aprender y encontrar el camino que deba recorrer para ser un mejor ser humano – oraba antes de cerrar los ojos.

El éxito y la consciencia

El intelecto es un instrumento limitado, con él puedes sobrevivir, encontrar trabajo, ganar dinero, o parecer inteligente en una reunión. Pero no puedes captar la existencia. No vivo por el intelecto, sino por devoción a la vida – se encontró diciendo al despertar.

Por lo tanto, trabajo por mi familia, no me debo a nadie ni a ninguna corporación, excepto a ellos, a mí mismo, y a Dios – meditó escuchando a su corazón. Es por ello, que no soy el perro faldero de nadie, no busco complacer a nadie, ni soy el guardián ladrador de ningún sociópata, político laboral, o megalómano. Igualmente, tampoco soy esclavo de las apariencias o modas. Claro está, trabajo de la manera más eficiente, equilibrada, y con propósito que puedo para obtener sustento y ayudar a los demás, sin más – se escuchaba decir aliviando su ser. Podría dar más en términos unitarios y mentales, pero ni quiero ni lo necesito.

Además, no vendo mi alma, ni mi tiempo personal, ni mi paz a ninguna cantidad o rol, por muy altos que estos sean. No es sano para el espíritu ni el bienestar – reflexionaba arrancando de su interior algo que durante su carrera Universitaria, el Máster, más cientos de formaciones empresariales y charlas profesionales… había plantado inconscientemente en su interior:  la inhumana semilla de la estrategia y agresividad empresarial. La arraigada idea que guía el sistema económico occidental del S.XXI: el éxito es más de que ayer, con menos que mañana. Una locura.

Productividad vs. Paz

Por consiguiente, no necesito la aprobación de nadie, ni temo decir lo que pienso a ningún puesto por muy alto que sea. Baso mis palabras, pensamientos, actitudes, y acciones en mis creencias personales y criterio, tratando a todo el mundo por igual – expresaba cuál guerrero, mientras no almacenaba odio. Es más, no creo en el sistema capitalista-consumista global actual, ni en las mentiras de la publicidad o del márquetin por ganancias, su destrucción de la naturaleza y del espíritu. El progreso a cualquier precio y materialista no siempre es positivo, hace falta calma, reflexión, y meditación – pronunciaba con serenidad en sus palabras.

De igual forma, no considero la política dentro de la empresa, no necesito seguir a nadie, ni que me sigan; no respeto a nadie más que a otra persona por capacidades intelectuales, económicas, o laborales, no soy ninguna marioneta ni dentro ni fuera del trabajo. Camino en la vida a través de la ética humana más fundamental, lógica, y elemental – aseveraba con sosiego.

Por esto, mis ejemplos a seguir no son empresarios o políticos poderosos – se formuló – sino más bien Jesucristo, el Dalái Lama… y aprender de pensadores y guías espirituales como Allan Watts, Lao-Tse, Hans Wilhelm, o Sadhguru, entre otros.

¿Desarrollar una carrera corporativa sin agresividad o competencia? La bolsa de valores no es paz.

Así pues, vivo a través de votos personales y del alma – observó – lo demás es muy secundario. Quizás a lo largo de la vida haya uno o dos problemas reales, no más. Claro está, ninguna reunión, presentación, o asunto de productividad van a quitarme el sueño… Muy pocas cosas en la vida me lo quitan, y me aseguro a conciencia que ninguna de ellas tenga que ver con aprobar un presupuesto, alcanzar unos objetivos comerciales, indicadores de desempeño, o de ventas.

Uno de mis poemas favoritos: Si… de Kipling. Tres de mis libros favorito: El Alquimista de Paulo Coelho, El Caballero de la armadura oxidada de Robert Fisher, o Autobiografía de un yogui de Paramahansa Yogananda.

Ciertamente, no hay nada de malo en llevar una vida pacífica y próspera cómo uno más – manifestó Íñigo – todo lo contrario. Además, tengo muchos errores, que trato de utilizar para aprender y mejorar. No soy la persona más inteligente en la habitación, ni pretendo serlo, el vivir me ha enseñado bien con llanto y alegrías – opinó. No utilizo un intelecto afilado, ni dulcemente agresivo para discutir o persuadir para engañar. Por ello, trato de trabajar de la mejor manera posible, no busco ni necesito la aprobación ni compañía de nadie, ni temo el no tener seguridad económica. De igual forma, no soy esclavo del dinero, ni participo de la competición agresiva que relega a segundos puestos los principios que nos hacen humanos – concluyó sonriendo con quietud.

Lo prioritario

Y lo más importante, a diario siempre tengo tiempo para rezar, meditar, dar gracias, escuchar y sonreír a mi esposa – mientras satisfecho de sí mismo, cerraba sus ojos con tenues lágrimas de armonía.

Photo credits: Google Images


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