Hace unas semanas tuve el placer de facilitar un foro organizado por UNOY Peacebuilders, una red a la que World Peace Initiative y Peace Revolution pertenecen y que se dedica a englobar organizaciones formadas por jóvenes y para jóvenes, con el objetivo de trabajar en el activismo de la paz.

Se trata de un foro que se organiza cada año en torno a una temática diferente y que reúne en torno a medio centenar de activistas de todo el mundo que vienen en representación de organizaciones que forman parte, o no, de la red UNOY.

Este año la temática era en torno a las narrativas y la importancia de cambiarlas. Es decir, tratamos de hacer que los participantes fueran más conscientes de las narrativas que dan forma a su vida y a su forma de entender a los demás, para que así comprendieran el peligro que éstas pueden suponer a la hora de generar ideas preconcebidas sobre terceros y el obstáculo que pueden suponer, por tanto, en la generación de conflictos, o en la incapacidad de aplicar soluciones a los conflictos ya existentes.

Todo el foro giró en torno a ejercicios, reflexiones, debates, conversaciones… que ayudaran no solo a crear una consciencia colectiva sobre este tema, sino que también motivaron a los participantes a buscar cuáles son las nuevas narrativas que desean instaurar en su entorno y pensar en proyectos que puedan ayudarles a extender estas nuevas ideas.

Uno de los ejercicios de reflexión que se hicieron, incluían el visionado de un TED talk de Chimamanda Adichie, escritora, novelista y dramaturga feminista nigeriana, que habla sobre el peligro de lo que ella llama “la historia única”, o lo que es lo mismo, el tener una sola versión sobre un acontecimiento que atañe a más de una persona.

Así, fijando nuestra atención en una única versión de una historia, es como creamos estereotipos, como juzgamos a otras personas, como somos incapaces de tratar de entender al otro, como no conseguimos resolver conflictos…

Aquel fue un ejercicio de reflexión interesante, pues me hizo pensar en algunos conflictos en los que me he visto envuelta y donde hace tiempo ya, aprendí gracias a la meditación, a verlos de otra manera. Bien es sabido que con la práctica de la meditación trabajamos la empatía; aprendemos más sobre nuestras emociones, con lo que entendemos mejor las de los demás. ¿No es acaso eso lo que necesitamos hacer para comprender “al otro”? Para entender de dónde viene, por qué se siente de la forma en la que dice sentirse, por qué actúa como actúa… ¿No se trata acaso de un entendimiento base para acercar posturas y tratar de encontrar la solución a los problemas que causamos y que son origen de separación en primer lugar? 

¿Y tú? ¿Puedes reflexionar sobre los conflictos que te rodean? ¿Puedes pensar en cómo trabajar tu empatía para comprender al otro y dejar ir las injustas narrativas que bloquean tu capacidad de resolverlos?